domingo, 16 de diciembre de 2007
Ayer se presentó la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia, Y nosotros estuvimos allí!!!
Os cuento que esta semana hemos estado en la ciudad de La Paz asistiendo a un curso de Educación Inclusiva y Rehabilitación Basada en la Comunidad. El curso ha estado interesante y hemos conocido a mucha gente de los diferentes departamentos de Bolivia. Gracias a esta circunstancia pudimos vivir un acontecimiento histórico en primera persona: la presentación al pueblo boliviano de la que en un futuro será su nueva constitución.
El acto estaba convocado a las 10, pero como ya vamos conociendo la horita boliviana, nos acercamos por la Plaza Murillo, lugar donde se celebraba el acto, pasadas las 10:15 horas. El lugar ya estaba pleno de gente de diferentes colores, culturas y procedencias.
Buscamos un lugar donde pudiésemos ver la tribuna colocada al pie de la calle y donde se suponía que se iban a colocar el presidente y su gabinete. Allí estuvimos esperando con mucha gente que se iban acercando al lugar mientras veíamos como paulatinamente iban ocupando sus asientos personalidades de la diplomacia, de las organizaciones sociales, del ejército, etc. Hasta ahí nada nuevo excepto el bombardeo de colores que la plaza Murillo mostraba fruto de las diferentes polleras, ponchos, sombreros, mantas. … Pero lo sorprendente mágico comenzó cuando ya todas las autoridades habían ocupado su lugar, incluido el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y la presidenta de la Asamblea Constitucional la india quechua Silvia Lazarte. Fue en este momento cuando la celebración de este acto pasó a estar en manos del pueblo.
El acto estaba convocado a las 10, pero como ya vamos conociendo la horita boliviana, nos acercamos por la Plaza Murillo, lugar donde se celebraba el acto, pasadas las 10:15 horas. El lugar ya estaba pleno de gente de diferentes colores, culturas y procedencias.
Buscamos un lugar donde pudiésemos ver la tribuna colocada al pie de la calle y donde se suponía que se iban a colocar el presidente y su gabinete. Allí estuvimos esperando con mucha gente que se iban acercando al lugar mientras veíamos como paulatinamente iban ocupando sus asientos personalidades de la diplomacia, de las organizaciones sociales, del ejército, etc. Hasta ahí nada nuevo excepto el bombardeo de colores que la plaza Murillo mostraba fruto de las diferentes polleras, ponchos, sombreros, mantas. … Pero lo sorprendente mágico comenzó cuando ya todas las autoridades habían ocupado su lugar, incluido el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y la presidenta de la Asamblea Constitucional la india quechua Silvia Lazarte. Fue en este momento cuando la celebración de este acto pasó a estar en manos del pueblo.
Comenzaron a desfilar diferentes grupos de la sociedad civil a lo largo de la plaza y por delante de la tribuna presidencial en un acto de respeto mutuo. La cercanía y la calidez con la que el presidente, el hermano Evo, saludaba a la gente propiciaban que se le acercaran y le halagaran con guirnaldas, saludos de gran respetuosidad con sus hermanos indígenas, saludos cariñosos a hombres, mujeres y niños que se acercaban con el deseo de tocarle. Fue un momento mágico donde yo no pude reprimir las lágrimas: ciertamente, a pesar de los errores o las decisiones equivocadas que haya podido cometer este gobierno (así son todos los gobiernos), sin duda es un gobierno del pueblo. Yo que he vivido prácticamente toda mi vida en democracia nunca he visto un acto donde el pueblo fuera el protagonista, y, de manera tan activa demostrara su apoyo a este gobierno y a su proceso de cambio. Así pasaron casi 3 horas donde no dejo pasar gente de todos los estamentos de la sociedad y de los diferentes departamentos: representantes de sindicatos, de asociaciones de mujeres, de asociaciones de barrio, de diferentes municipios del país, grupos de periodistas, de intelectuales, de campesinos, de urbanitas, de señoras muy, muy mayores y de niños y jóvenes. La banda de música acompañaba sus pasos excepto cuando los grupos desfilaban tocando su música originaria, entonces interrumpían su partitura en una muestra de respeto a la diversidad.
Allí cualquier persona que quiso participar desfilando por la plaza, independientemente de que participara en grupo o de manera individual, tuvo su oportunidad y la disfrutó.
A las 2 de la tarde, tras escaparnos un ratito para comer un rico almuerzo familiar por 10 bolivianos (aproximadamente 1 euro), nos incorporamos al desfile donde los diferentes cuerpos del ejercito desfilaron una vez había cesado el continuo flujo de personas de la sociedad civil. Tras ello, el equipo de gobierno junto a líderes de organizaciones de la sociedad civil, se dirigieron al palacio presidencial para desde uno de sus balcones dirigirse a la gente.
En el puro estilo boliviano de dar discursos y dirigirse a la gente tomaron la palabra el presidente de la confederación de Oriente, el presidente de la nación Guaraní, un asambleísta de la controvertida Asamblea Constitucional originario de Santa Cruz, la presidenta de la Asamblea Constitucional que hizo entrega de la nueva constitución al Presidente Evo Morales. Posteriormente, hablo el Vicepresidente y por último el hermano y compañero (como así lo llaman) Evo Morales.
El discurso manejado fue coherente, tratando de explicar las mejoras en la nueva constitución en un lenguaje que invitaba a la inclusión y a la reflexión del pueblo boliviano, que en última instancia es el que tiene que validar este proceso (ahora esta constitución va al parlamento con un sólo artículo que no ha conseguido los 2/3 necesarios para aprobarse, y posteriormente se llevara a referéndum). Solo hubo palabras de reproche para los asambleístas de este proceso que no han querido culminar su trabajo y se han ausentado de las sesiones con la intención de que este proyecto no saliera adelante.
No se si sabréis que en varios departamentos de Bolivia (Tarija, Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) al mismo tiempo que se presentaba esta nueva constitución, se declaraban “ilegalmente” autónomos. Y digo ilegal porque en la vigente constitución no se contempla la posibilidad de autonomía de los departamentos, a diferencia de la nueva presentada que contempla autonomía departamental, regional, local e indígena. Sin embargo, los distintos prefectos de los departamentos citados, junto al prefecto de Cochabamba y el Comité cívico de Chuquisaca (Sucre), no sólo no han apoyado el proceso de la Asamblea Constituyente sino que han instigado toda clase de obstáculos para que fracasara. No hace falta decir que esta gente pertenece a la oligarquía que ha ostentado el poder en Bolivia (al igual que en muchos otros países de Latinoamérica) de manera permanente, primero a través de dictaduras y posteriormente con artimañas democráticas, y que cuando el pueblo les ha dicho basta ya en las urnas y están apoyando un cambio de justicia en este país reaccionan haciendo una oposición sucia que trata de paralizar cualquier proceso (¿a quien nos recuerda?¿verdad?) por miedo a perder sus privilegios (que no derechos).
Sin embargo, no lo están consiguiendo. El pueblo boliviano reclama justicia, reclama por sus derechos y reivindica una historia plena de segregación e injusticia. Es por ello que miles de indígenas paseaban ayer por la Plaza Murillo, plaza en la que hace 50 años se les estaba prohibido transitar, orgullosos de ser protagonistas de un cambio histórico en Bolivia y probablemente en el mundo, acompañados de gente de la ciudad, profesionales, intelectuales, clase media, campesinos y mineros, viejos y jóvenes. Todos apostando por un cambio y una revolución democrática y cultura (como dice el lema del Movimiento al Socialismo, partido que se personifica en la figura de Evo Morales).
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